Entre tu corazón y el mío
hay un guerra desatada,
insistes en lanzarme oleadas de arqueros
atacándome con tus flechas enamoradas.
Mis defensas he reforzado
ante tus inminentes invasiones:
abrojos de orgullo,
ballestas de indiferencia,
trampas de ironías,
... nada detiene tu insistencia.
Fortaleces tu amor
con sinceridad y paciencia,
a eso mis defensas caen
como hojas de otoño de los arboles.
Con sutileza entras a mi corazón
hasta el centro de mi castillo,
en mi trono de princesa estoy
y sucumbo a tu coraje encantador.
Me dejo conquistar
y ya eres dueño de mi ciudad
de mi alma y corazón...
No más guerras... no más hostilidad
solo el romance entre dos rivales
…alianza de amor y de paz