Y acarició la noche inerte,
la helada sonrisa envilece,
densa dorada mansedumbre
entre la semiluz iridiscente
Inacción desató la nostalgia,
por entre sabanas de sombras
acechando el estrellado edén,
barbechando buhoneros anhelos
Un lamento retumba ancestro
recalando nubes de incienso
de alabastro sutil y traslúcido,
precipitando sobre el recuerdo
Luceros de ideales y metáforas
pueblan la inteligencia fatua,
desparraman reflejos sibilinos,
seducen semblantes arcanos
Sobre la incierta noche ciernen
luciérnagas adultas sobre el grial,
hadas viperinas emboscadas
por entre lágrimas del boreal
Hiende el aire la brisa
cual incorpórea pitonisa,
agradable y sin darse prisa
deslizándose en la cornisa
Ya la noche tensa, vislumbra
entre dos luces de penumbra,
al arriero fustiga las harpías, tras
los primeros destellos del bronce