Te mintieron,
cuando te dijeron que habías logrado la independencia, y tu cuello seguía atado a una cadena invisible pero invencible.
Te mintieron.
Cariño, ¡cuanto lo han hecho!
Te dijeron. - Tendrás la hora del juego.
Pero no te dijeron que el juguete eras vos.
Te aseguraron derechos dignos de tu dignidad.
Pero tras vil engaño ellos solo cuidaban maquinaria humana aceptable para su provecho.
Te ofrecieron alimento, te dijeron - Te regalaremos el pan, pero a cambio ve al día en tus impuestos.
¡Ah, esos cerdos!
No viste venir que ese pan era obra de tu propia labor y lo que sobraba era para sus estómagos sin llenadera.
Te mintieron.
Te construyeron escuelas para tus hijos.
Sobrevaloraron esos pequeños techos en los que no había presupuesto digno.
Te compusieron un pequeño hospitalito.
Pero tenías que pagar vos por aparte el medicamento y el equipo.
Te dijeron danos tu voto por cuatro libras de frijol.
Cuatro libras de frijol te costaron otros cuatro años de corrupción y fraude.
Calles indignas.
Drenajes deteriorados.
Ríos contaminados.
Te mintieron.
Siempre lo han hecho.
Nunca te hablaron con la verdad y han de ondear siempre una bandera de mentira.
Juran ante ella cosas que nunca harán.
¿Devoción perdurable?
¿Lealtad perenne?
En dónde habrán dejado esa devoción.
En dónde habrán dejado esa lealtad.
¿En la banca Suiza quizá?
Te han mentido, y créeme que no hay conciencia que los detenga a seguir haciéndolo.
Cada cuatro años solo cambia la marioneta pero el destino siempre sigue siendo el mismos.
La mentira.