Matias 01

Paloma que vas…

Paloma que vas volando,

sobre el aire triste -que también se va-

para no volver jamás,

en esta tarde de nada, de hilo negro

y arruga de camposanto,

de procesión donde todos pasan con silueta

de tarde muerta,

el adiós se derrama

sangrando una despedida.

¡Corazón que ya no vuelves! 

¡Que ya no escuchas!

¡Que ya no has de levantarte!

 

Todo el aire se ha caído con su humedad

de piedra,

bajo un cielo colmado de arcilla

donde se han quedado tus ojos,

donde ha de orbitar mi retorno

con alguna aurora fúnebre;

¿Por qué los linderos se olvidan de ir

y regresan siempre?

¿Por qué de un golpe la sangre no sube

y se me ha dormido?

¿Ya ves? Llueve hoy y el desayuno

parece arrastrar dos manos

desclavadas de alguna cruz.