Wilson Leonel Flores Mendoza

TEGUCIGALPA

TEGUCIGALPA.

Rodeada de hermosos bosques, color esmeralda.     

Oxigenadores que purifican el aire que sopla sobre ti… La Tigra, el Picacho, el Hatillo, Pulmón natural de tu cuerpo que lucha por vivir... Ante el castigo del fuego, la tala despiadada y la urbanización, que roba, que mata, que destruye, nuestra valiosa flora y fauna.                          

Tegucigalpa. Unida a comayagüela, por los brazos, de los puentes Mallol, Carias, Soberanía, iconos históricos que han sobrevivido, a las más violentas tormentas, y azotes de los ríos, Choluteca, Chiquito, que lo único que reclaman con su cauce, son sus riberas naturales, que han sido por el hombre contaminadas sin piedad, sin control.

Tegucigalpa. Cerro de plata, accidentada, todas tus fallas geológicas son consecuencias del saqueo de tus riquezas minerales, y adicional, las valiosas vidas indígenas explotadas con violencia por los intrusos navegantes del viejo mundo.

Tegucigalpa. Con tus parques que anhelan la compañía familiar y el canto de los pájaros por las mañanas y al atardecer, con tus museos, culturales, artísticos e históricos, revives tu pasado a las presente generaciones.

Tegucigalpa. Capital de mi bella Honduras, aún conservamos algunos de tus cerros, aunque se llevaron toda tu plata.

Wilson Leonel Flores

(Autor hondureño)