Dondequiera que tú estés
te sigue mi pensamiento,
como un eterno lamento
fuego encendido en mi piel;
eres eterno querer,
celeste y divino aliento,
por doquiera te siento:
mi inolvidable placer;
eres un tierno delirio,
de mi loco corazón,
ese néctar exquisito
que me regaló tu amor;
siempre seguiré contigo
eres mi luna y mi sol...