Si la noche no es el obscurus excitante de tus besos
no tendría miedo de ellos
no tendría miedo de tu feroz osadía
de tus labios tibios trazando líneas infernal.
Si la mañana no es el arco crepuscular de mi espalda
no tendría miedo de despertar
no tendría miedo de tu ojeada refulgente
de tu impetuoso tiento en mi piel
del sentido gustativo huracanado
que fallece y vive
en el néctar goteante de tu varonil hombría
no me permitiría tener ese miedo que tu elevas
esa adrenalina que me inyectas lentamente
en el verano de mis venas .
Mia Aragón.