Dame un beso, dame dos,
para olvidar lo que he sido,
cuando el amor no es amor.
Dame tus horas y días,
dame también tu corazón,
dame la tarde y la noche,
tu piel de luna y tu voz.
Dame tu orilla encendida
y el fuego de todo el fogón,
dame tu húmedad y la vida,
el aroma que encierra tu flor.
Dame la luz de tus ojos
para que te haga canción.
Dame un beso, dame dos,
para sanar mis heridas
o para morir sin dolor.
Dame todo lo que has dado,
dame lo que nunca se dio,
para que quede el recuerdo,
de lo que fue y no volvió.