Existe algo perverso en ello?
Te preguntas y cuestionas, sin
procurar nunca, responderte.
No olvidas la luna, el llanto, la amargura.
Probablemente propios, nunca ajenos.
Mas, quisieras regresar, aunque fuera
por instantes, a ser delirio en las calles,
incitando a la policía, o iniciando conversaciones
en estaciones prohibidas. Cantas con el alma
llena de pena, todos se dan cuenta, y es hora
de alertar a los que se duermen: rompe, pues,
el calendario: se acerca el minuto propicio.
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