Atorado contra la barrera final descansaba
esperando la brisa de calma que me yevara
Con el corazón contraido en una mano
sobrevivía a los días largos solitario
conversando para las sombras neuróticas
poemas que hubiese lanzado a la fosa...
Pero las hadas soltaron mis ataduras
una noche de esas que encanta la Luna
Volé bajo la luz de su reflejo inverso
todo el invierno sintiéndolo en mí preso
Fue sorpresa salvar la caida consecutiva
satisfecho por lo bien hecho en mi vida
Merecí aquel hermético candado que caló
entre los despojos de un viejo reloj
cuyos chasquidos acechaban constantes
anhelando momentos que poder robarme...
Entonces decidí besar cada espina
hasta alcanzar la magna rosa encima
y trepé tan arriba que mal me temía
pero las hadas pulverizaron mis cadenas
cuando ciertamente parecía que caería a tierra