Los recuerdos de amores pasados
me parecen febriles centellas;
que nostálgicas nacen del alma
con mucha tristeza.
Parpadean con rayos enfermos
por la enorme añoranza de ausencia;
del amor que alumbrara el camino
con luz tan eterna.
Las caricias que un día bordaron
del amor el ensueño mas bello;
extrañando el divino delirio
silente aletean.
En desfile se pasan las horas
que vivimos con ansias supremas;
y se escapan dolientes suspiros
que angustia revelan.
Resucitan aquellas miradas
que agitaron la sangre en las venas;
y sintiendo que lloran los ojos,
de sombras se llenan.
Los amores que fueron profundos
en el alma por siempre se quedan;
pues tejidos de fuego y deseo
imprimen su huella.
Autor: Aníbal Rodríguez.