MIGUEL CARLOS VILLAR

Agosto arropa el paisaje en calima.

 

Siroqueño hálito

repiquetea,

con

maracas de retama,

sensual sinfonía

en

el cenit de una jornada

de

termómetros al alza.

*

Ametrallante chicharra,

 en busca

de

estratégico resguardo,

desafina la melodía,

ordenando

el regreso de las hormigas

a

sus umbríos reductos.

**

Árboles, in articulo mortis,

ofrecen

su exhausto verdear

a

hambrientos gusanos,

ansiosos

de

convertirse en crisálida.

***

Entrecortada respiración,

con

ansia de sosiego,

reconoce

el

apremiante letargo

de

rayana canícula.

****

Plomizo estival

empaña

el

difuminado paisaje

de

milenarias encinas

y

pardos,

desgastados, granitos.

Slow-motion

p-a-r-p-a-d-e-a el lagarto

al

filo de la siesta.

*****

Alea jacta est.

¡No hay efugio!