Ella era artista, quería escribir poesía;
Él era artista, quería tocar melodías;
Ella prefería escuchar música clásica, a él no le importaba el género que tocarán;
Ella veía el mundo compuesto por letras, él lo percibía como notas de un cantico nuevo;
Ella observaba títulos de un nuevo poema, él escuchaba el estribillo de una nueva canción;
Ellos eran artistas, enfocaban con colores la vida, inspirándose incluso de los sinsabores, aun de los sonidos más cotidianos, aun de las noches solitarias;
Ellos fueron arte conformado por letras que, aunque de idiomas diferentes, tenían el mismo anhelo de un corazón vacío;
Y un día, se unieron sonetos y letras, salvando las distancias entre dos almas entregadas al arte, creando un nuevo himno;
Nació entonces su obra más emblemática, la historia del arte alimentado por un amor;
Hablaron de risas y suspiros, de sueños y besos, del mar azul y del estrellado cielo;
Ellos eran artistas, nutriéndose de alegrías, de dicha, de los más cómodos silencios y las más suaves caricias;
Ellos eran artistas dibujando una vida juntos, ella la escribía, él le daba voz;
Ellos fueron artistas, olvidando lo inspirador del dolor, lo grandioso de la desdicha;
Ella ya no sabía escribir sobre la realidad, todo eran fantasías, él ya no cantaba sobre la verdad, todo eran mentiras;
Ellos eran artistas, perdiendo su arte, ella dejo de escribir y él dejo de tocar, de pronto no hubo más letras, ni canciones; más pinturas ni colores;
Se llenaron de peleas y maldiciones, de reproches y mentiras, de lágrimas y amargura;
Ellos se convirtieron en sombras, el lápiz se rompió, la guitarra nunca sonó y el arte finalmente murió.