Y vuelve la trasnochada melodía
que pertenece a la orquesta del pasado
para recrearse un día y otro día
en el negro futuro que he pincelado.
El llanto de mi alma al derramarse duele,
fluyendo tristes lágrimas del ayer
en la corriente de la codicia que huele
a la esperanza de un nuevo renacer.
Me desnudo, desplomado en el sofá,
del traje de los trágicos pensamientos
que riegan las raíces de la maldad,
cosechando tristeza y abatimiento.
Un rayo virtuoso de luz me ilumina,
y me anima a buscar la clara certeza,
presagiando males como una adivina
de los ogros que habitan en mi cabeza.
José Antonio Artés