Y solo soñaba...
Que tú encontrías la profunda sensación de un abrazo que yo también busqué,
Que yo me atraparía en el oleaje crispado de un espacio que en un sueño transité,
Que navegaría en tú palpitar de estrella soberana y que desde mi corazón admiré,
Que yo sentiría el desprender de tu pelo en el cóncavo espacio de mi movimiento, eso soñé...
Y me atreví...
A olvidar el destino que tenía sus versiones definidas,
Dónde crecía el fervor de escribir un capítulo a parte,
Más quería apretarme en la raíz de tu cintura en vida,
Mientras soñaba que flotar en ti era describir el amor en arte...
Y te perseguí...
Así como la flor de girasoles reclaman el designio del sol, te perseguía, te amaba, te quería para mi...
Y te reclamé con diminutos besos, que entrelazaron el poderío de infinitos besos y tú también te acercaste a mí...
Y te encontré...
En la herradura cabalgante de un quijote que se arrebata con su Dulcinea del toboso,
En la vida, en el tiempo, en una mirada, en el permanente describir de un millón de letras desafiantes al destino pedregoso...
Y te amé...
Sin ser amado...
Y aunque duele...
Te amé, te amo y te amaré...