José Luis Barrientos León

Soñé un camino

 

Soñé un camino recto

un sendero formidable, desbordado de aventura

ni triste ni sonriente, tan solo excitante, impetuoso.

Lo soñé de un gran sol ardiente

desbordado de viento y fuego

bajando de la montaña como el río

hasta morir viviendo, entregado al mar

como llenando la vida de un eterno riego

 

Soñé un camino, sin lenguaje

sin infortunio ni quebrantos

llevándome a alguna parte

como un tren entre ventiscas

bordeando los abismos

por las cumbres de un alma grande

majestuosa y eterna.

 

Soñé un camino, de ida y regreso

y a cambio me encontré un desierto

sin veredas ni senderos

Ni recto, ni curvo

impreciso, cargado de torrentes

desbordado de locuras

sin montaña, sin río

sin boca para los ruegos

ni sol para la noche

sin besos para soñar despierto

 

Añoro comenzar de nuevo

de regreso a la casa de mi alma

a la espera de la amiga

yendo hacia alguna parte

rodeado de la vida que su majestad levanta

sobre el infortunio y el quebranto

sobre la locura y el llanto

para fortalecer lo frágil y llegar a lo eterno