Tus ojos normalizan la proeza
de recabar desérticos paisajes
y transformar sus dunas en carruajes
cargados de pueril naturaleza.
Fundando de la valentía un credo,
abiertos a salidas atoradas
y abiertos a las noches más cerradas
se enfrentan a la adversidad sin miedo.
Robados por las olas al coral,
llevándose la sed de mis antojos
al fondo de la calma, son tus ojos
dos lagos compartiendo manantial.
Un par de talismanes siempre activos
con la función de alzarse en plenilunio,
negándole en el acto al infortunio
colarse en nuestros sueños intensivos.
Apaciguantes vértigos se emplean
en entonar sus alas planeando
por el temblor que nos puentea cuando
tus ojos con mis ojos se alinean.
Determinantes desplegando mapas
de los relieves temperamentales,
con la elocuencia de aires musicales
anuncian tus anímicas etapas:
Festivos en honor a la alegría
y duchos en jugar con el idilio,
en noches donde el alba pide auxilio,
del sol son la mejor alegoría.
En cuanto la tristeza los secuestra,
en panoramas donde las esquinas
no escapan al recogedor de ruinas,
tu pena pasa a ser la pena nuestra.
Huidizos al topar con el orgullo,
después de haberse retirado un largo
anochecer al puerto del letargo,
retoman el amanecer tan tuyo.