Atravieso este mundo en mi mundo
abstraído de tanta malicia cercana;
me mantengo en mi trance profundo,
dedicado a la vida mundana,
al afán de la rancia ansiedad cotidiana.
Inconsciente del mal que penoso dimana
de los seres de inquina temprana,
no les doy de mi mente un segundo:
con la vista elevada al lejano mañana,
yo persisto en mi errar vagabundo.
Pero advierto de un golpe certero
que algo falla en el plan que porfiado ejecuto
porque todo mi esfuerzo sincero
mientras pienso que soy tan astuto
se derrocha en el mismo execrable minuto:
Cuando haciendo el presente poema disfruto
el disgusto me invade absoluto
pues vislumbro que pese a mi esmero
al plasmar estos versos forzados refuto
las ideas que expuse primero.