Exorcízame ya que soy demonio
con la droga,
es mi crimen perderme
no tanto ahora,
lo deciden altos jueces
desde techos ultrasónicos,
los vaivenes de esta corriente
que es metódica
porque hay trenes que llegan
incluso sin norte
como la sinrazón
en estas neuronas
acostumbradas al cambio
siempre a mejor
que las corrompe...
No más dramas
por el horizonte,
por las ramas
podrás verme
yo sin nombre
pues reniego del mío propio
cuando en un mundo aparte
de esto hago acopio
No podrán matarme
salvo si no soy yo
el que apunta y dispara,
oh, divina ensoñación
que al salirme alas
yo tengo al momento
instantánea!
Tantas cosas en mi cabeza loca
pugnando por salir
que me revuelvo
y no encuentro fondo
a lo que digo
sobre un renglón que se me endiosa
y así están las cosas por lo de pronto
Tú en tu ombligo
buscando joyas
Yo soy testigo
de tantas cosas
que me sobra el decirlas
aquí ahora
No sé si lo sabes
pero sigo esperándote
a la misma hora
con el corazón aprisionado
y una duda en el rostro,
una nube de óxido
que sobre mi cabeza trama
mil desastres y tormentos,
incógnito me es ahora
cuándo desatará todo su furor.
Tengo a mi favor
los días locos
que aún me soportan
después de todo,
los finales obvios
que desembocan...
Dame la mano
y vámonos,
volaremos sobre todos los confines
inexplorados
acariciando las cumbres
y confiando en los astros,
con un signo en la frente
que incita al diálogo.
Vomítame,
te he llegado demasiado hondo,
haz que salte
al compás de tu tambor,
llega pronto
a conocerme
si eres loco por la causa
con honor
del corazón que razona
en su hipnosis crónica
y sin soportes
por ahora
(es lógico
viendo el foco
irse a bordo
de otra inopia)...
Quemazón del segundo
en mi carnaza,
la carnaza del pecado,
y mi carcasa:
estropeado
por más de una circunstancias.
Es mi regalo
ante el altar de lo innombrable,
desenmascarado este vacío
el abrirse de puertas general.
Es mi mente
en funcionamiento
otro día más
y el indigesto sabor
del desafortunado
mal trago
que he tomado
esta noche
a las tantas...