Mira directo a mis ojos
y dime que no me quieres.
Contéstame, sin enojos:
¿Es qué otros labios prefieres?
Abre todos tus cerrojos
y muéstrate tal como eres
que no soporto despojos
si mi alma con ellos, hieres.
Ven, admiremos la luna
con su luz y resplandores
que abrazando van la duna
con muchísimos fulgores.
Porque como tú, ninguna,
¡Ni aún las más bellas flores!