No quiero mirarte
porque he dado vuelta
la página.
Cayó el telón,
y atrás quedó
un mundo,
a veces apacible
y a veces tumultuoso
como un río bravío.
Ya no quiero mirarte,
tú te has ido,
por ese camino
intransitable
al que no puede
ni alcanzar
mi mirada.
Atisbo un camino nuevo,
plagado de ideales.
El camino antiguo,
con cercanos abismos
y puentes rotos,
se asemejaba
al Campo de Agramante.
Sólo queda,
un Adios.