A veces cansado de la faena diaria, de atenciones innecesarias y sin sabores,
Llega mi cuerpo a la noche, mientras mi alma se va por ahí de bohemia nocturna.
Cuando logra juntarse mis sueños con mi almohada, ya la vida no depende de mí,
Llegas y tu recuerdo se posesiona de todo lo ancho de mi cama y de la poca vida.
A veces sucede, que caigo como en un pozo al vacío, sin detenerme, corren imágenes
De cuando eras la extraña, la indiferente, de cuando te fuiste haciendo la necesaria
Hasta que llegas a ser la imprescindible, la Reyna de la noche, la palabra necesaria;
El sueño amante que quiere mis sabanas detener su olor a fantasía y felicidad.
Me gusta buscar en tu pecho los sueños que no llegan todavía, que están por realizarse,
No me gusta comenzar a soñar sin que estes tú. Así como lo haces, jugando a las escondidas
Ocultándote detrás de la palabra deseo y que aparezcas trayendo fantasías como regalo,
Poblar la noche de estrellas y ponerle nombre a cada una y escoger la que más se parezca a tu risa.
Dame esa mitad de anhelo que siempre escondes para el final de la madrugada, cuando la luna se va. Quedate un poco más, mientras renazco y me visto de madrugada, disfrutemos el café, la sensualidad de tu caminar desnuda y ese espectáculo de tu cabello rebelde que no quiere, sacudirse la noche y tantos pensamientos nuevos que mi almohada compartió como sueño.
Soñar contigo es viajar por todas las letras de la palabra amor, es iniciar con esas mariposas por todo el cuerpo, llegar al éxtasis del primer beso enamorado. Esperar debajo del portal a que salgas a la vida y caminar junto a ti, tomado de tu amor exhibiendo mi otoño y desempolvando mi pretérita seducción que deposito en caricias soñadas sin más testigos, que el mar y la luna.
LENNOX
EL QUETZAL EN VUELO