Empezó con un carnaval de rayos de sol que se asomaban por las ventanas de la montaña, con una brisa tenue que poco a poco se fue convirtiendo en viento, mientras el cielo, en sus alas transportaba el invierno buscando la muerte del amor.
Errante caminé buscando refugio cuando la noche empezó a acariciar los matorrales, mientras una música natural me acompañaba.
Justo allí, ví que su mirada llevaba un profundo dolor y su voz parecía salir de lo profundo de un hueco.
Yo la ví llegar antes que en verdad llegara, y mientras los recuerdos del ayer se mezclaban con el mañana, una luz blanca envolvía aquella armonía en la eternidad.