Un Jardín y un caminar,
una noche de estrellas
sembradas en el patio trasero.
Un cerro, una montaña espigada
y un río…
un radiante día y hablar por las noches
de las cosas bonitas.
Una irradiación solar suavecita,
y una lluvia de sentires en la noche.
Yo no quiero la soledad, la ausencia
de unos huesos, de una carne,
de una mente, de una lengua,
de una boca y de una garganta.
y que podamos decirnos disparates
con música de los vientos, de los árboles,
de los animales, de alguna voz humana
que aún canta, esa melodía del amar
a la manera posible, a su manera, a la mía,
a mi manera.