Y es que te escucho, pero, no te oigo.
Vociferas, gritas, sólo insinúas carencias tuyas.
No las mías.
Reclamo en silencio, mirándote, pero, no viéndote.
Sólo necesito saber si tu sigues la ruta o ya tienes la tuya propia.
Sabes que mi camino está marcado.