Ay, ¿qué meditas ahora,
en éste mismo momento?
-¡El tiempo es un ogro cruento,
la distancia vil señora!-.
Yo te pienso... Piénsame
en ésta hora del vano
acometer de Cyrano
y la canción de Musset.
¿Me piensas cuál yo lo hago
en esta noche ignorada,
inventando aquí en mi almohada
versos que formen tu halago?
En éste nocturno inmenso
conmuéveme una honda fe.
Yo te pienso. ¡Piénsame!,
vida mía, que te pienso...
Y si Mab quiere, soñaré
que habitamos un palacio,
y mi sed de amante sacio
en tus vestidos crepé.
¡Piénsame!, que así en mi empeño,
con las estrellas inermes,
vida mía, mientras duermes,
iré a quererte a tu sueño...
Y cual una aparición
o un exangüe pensamiento,
iré a verte a tu aposento.
¡Hala! ¡Bendita ilusión!
Y si oís de tu ventana
algún verso en la corriente,
es mi voz que dulcemente
te susurra \"Hasta mañana\".