¡Gracias Señor!,
te digo, sin palabras,
y en mi silencio.
No soy creyente,
al menos practicante,
y tú lo sabes.
Pero hace años
me diste un gran regalo
llamado \"vida\"
Y allí te vi,
amigo y compañero,
tal como eres.
Y nos hablamos,
charlamos de mil cosas
y hasta soñamos.
¡Cuánta inocencia
me diste, sin pedirla,
con amistad!
Aquellos días
reviven, en mi alma,
y los añoro.
Días de paz,
de amor y poesía,
sin pensar más.
Hoy, un susurro,
me viene hasta los labios
para llamarte.
Quiero volver
al mundo de la infancia,
y amar contigo.
Quiero ese amor
tan lleno de inocencia
que me enseñaste.
Y quiero amar,
Señor, a quien más amo,
en este otoño.
\"Mi mariposa\"
Rafael Sánchez Ortega ©
02/10/22