Dios es bueno, y doy gracias.
Por fin pude usar mi traje de cuello y corbata después de ocho largos años.
Mi traje costoso y exclusivo para nuestra boda.
Ocho largos años y mi traje sale victorioso por encima de mi grosura y mis doscientas libras quemadas, a puro ayuno - huelgas de hambre
en cuatro semanas.
Gracias Dios, por mi traje costoso y por qué no, por esta esposa tan barata que eligió traicionarme
contra todo pronóstico
hace cuatro semanas.