Freddy Kalvo

¡Qué cruel...!

¡Qué cruel es la tristeza…!

Que cargo día a día aquí en mi pecho;

que turba mi cabeza,

con todo tu despecho

y pone mi camino más estrecho.

 

¡Qué cruel la indiferencia…!

Que siento cada vez que yo te miro.

Me robas la paciencia

y pronto yo deliro

pues veo tus caderas y suspiro.

 

¡Qué cruel es tu apatía…!

Desgarra muy profundo mis entrañas;

y en mi melancolía…

¿Por qué no me acompañas,

acaso no es cierto que tú me extrañas?

 

¡Qué cruel mi desventura…!

Si nunca yo a mi lado he de tenerte,

con toda tu ternura

para mi mala suerte…

¡Mejor es que me lleve ya la muerte!