¡llorando me dijiste adiós!,tus lágrimas y tú ojo morado no tambalearon mi soberbia,seguí siendo el mismo idiota de siempre ni siquiera te pedí perdón,yo también dije adiós.estaba seguro que a los días volverías y me perdonarias como tantas otras veces, pero no fue así las semanas pasaron y fue claro que te había perdido,de aquel idiota soberbio y violento hoy ya no queda nada soy solo un pobre hombre que vive en el arrepentimiento, en la melancolía en el recuerdo a cada instante de tus besos suaves o de cuando te dormías en mi pecho después de gemirme en el oído, tristemente solo me di cuenta cuanto te amaba cuando te fuiste...