Mordían celosos...
mis labios tu nombre,
mis ojos buscaban
queriéndote ver.
El aire dejaba
que tu suave fragancia,
llegara cual brisa
cubriéndome mas.
Tu voz, me embriagaba
con mágico encanto,
sosteniendo mi alma
en la soledad.
Tu aliento acercaba
dejos de ternura,
soñando en silencio
con un despertar.
Mis labios mordian
celosos, tu nombre,
que nadie oirá
JAMAS PRONUNCIAR.
María Inés Pascuccio.