Mis huesos serán el corolario
de lo que fuera la existencia mía;
y lo que recibí para vivirla;
préstamo todo, que ni el alma es mía.
Tan solo un soplo de vida.
Mis sueños causaron mis errores,
y mis ambiciones solventaron
mis desvelos, mis vicios
provocaron mis dolores
y mi proceder me presentó factura,
y mis pasiones desmedidas: amargura.
Y todas juntas, me llevaron
de lo sublime a lo absurdo,
lo mismo a las alturas que a lo profundo.
Al acto heroico que al
proceder mezquino.
Lo mismo fueron alto que camino;
que fueron logro y frustración, o esmero.
Amor hubo en mi vida.
Amor de la mujer perdida,
amor a la que fuera ingrata,
amor por la que compartió mi cama.
Amor por la que me entregó su vida.
Amor a mis padres y a mis hijos.
Amor a la justicia y a mi Patria, y al dinero.
Y ninguno como el Amor a Dios,
paz y sosiego trajo a mi vida tras
el fragor del duelo y la batalla.
En mi juventud, escribí versos.
En la madurez, dejé que las palabras fluyan.
Y en la vejez espero,
escribir sabios consejos como se espera
de un estudiante del mundo y de la vida,
cuando es viejo.
Y mis huesos serán el corolario
de lo que fuera la existencia mía;
y lo que recibí para vivirla. Préstamo todo,
que ni el alma es mía.