a Marco Vinicio, mi amigo
será entonces
como si nunca partimos
como si nunca existieron
calles, ciudades, países y mares
que nos distanciaran
nos haremos las visitas usuales
pondremos nuevamente juntas
tus peculiaridades con la mías
para que se acompañen
para que se sienten a la mesa
en un sábado o en un domingo
a tomar café y entre pláticas devoren
lo que quedó del almuerzo o
del desayuno
saldremos a dar un paseo
a cubrir las calles por ambos lados
paso a paso las llenaremos
con anécdotas y con narrativas a viva voz
de facetas de nuestra infancia o
de esa juventud que arduamente
construíamos o de la madurez
que alcanzamos sin darnos cuenta
intercambiaremos opiniones
comentaremos libros y música
hablaremos de personajes
que hemos conocido
compartiremos confidencias y
quizá también, confesiones
se nos hará tarde hablando
de cosas que aún queremos hacer
insistiremos en ese viaje
que nunca hicimos juntos
el viaje de la aventura de la vida
la cual siempre consideramos un regalo,
con sus buenos días y esos otros
que la hacen más significativa
te diré que te admiro
señalando tus dones y habilidades
tú harás lo mismo
discutiremos hasta concluir
que es mejor ser tal y como somos
sin embargo, como siempre
estaremos orgullosos el uno del otro
siempre nos buscamos
siempre nos encontramos
incluso sin quererlo, por eso
ya no decíamos adiós
pero mi querido amigo
ahora emprendes un nuevo viaje
tu tren ha partido
sin nuestra despedida
me quedo con tantas cosas
que pudimos haber platicado y
también compartido
el cariño de la amistad permanece
el nuestro y el que nos obsequiamos
al compartir familiares y amigos
en la memoria hará eco tu voz y
todo lo vivido en esta amistad tan rebosante
que siempre nos brindamos
como siempre, mi querido amigo
¡hasta volverte a ver!
(pues nosotros no decimos adiós)