Ella salió del mar de la consciencia, había estado flotando mientras salía el sol y veía la claridad a través de sus párpados cerrados, los movimientos involuntarios de su cuerpo valían más que muchas horas de ejercicio y el sometimiento de su mente valían más que muchas horas de capacitación, ella salió con la ropa en la mano, como quien sale del mar y pesca su traje de baño después de una revolcada, salió nueva y el gran mitote no la pudo atrapar jamás.