Yo sé de canciones que no canto,
yo sé de ilusiones paradójicas, como también
de cosas mágicas, y me asombran los vientos
cuando silban las hojas y no corren las palabras
de aliento.
Lo rebelde de la montaña, su aire fresco
es un gemido misterioso de las notas,
con frecuencias tranquilas, suaves
ondas con variados colores en rima:
que es en vano una lucha,
que mis manos, las tuyas
lo íntimo en los dos,
las oraciones
serían un poco distintas
sí supieras escuchar el sonido
extraño de una gota de rocío
¡Si existiera el amor, amor mío!