Fue en navidad, en la sala de oncología infantil del hospital, ya hacía un mes que estaba internado y me esperaban algunos más. Ellos llegaron por la mañana con obsequios para nosotros.
Cuando por regalo desprecié los juguetes y le pedí la camiseta, me dijo sonriendo: No te parece que te va a quedar un poco grande. Si lo sé, le conteste, es para que mi enfermedad sepa que debe dejarme llegar a ser grande... Ocultando sus lágrimas no solo Messi me dejo su camiseta, también Mascherano y Dy bala.