Encontré un amor en las redes sociales,
me dijo que era alto
de ojos azules y bien parecido,
y resulta que era tuerto
y ni dientes había tenido.
Me dijo que tenía
dos metros de altura
y resultó ser un enano de piel oscura.
Me dijo que era trabajador y hogareño,
y vi que a otras en el wasap
enamoraba con empeño.
Me dijo, amor te quiero,
sin tu amor me desespero,
y cuando llegó a mi país,
su cortesía se cayó por los suelos.
Estos amores de redes
hacen que pasmada te quedes,
con su miel te deslumbran,
pero no son lo que parecen.
Confiar en ellos
es arrojarse al suicidio del azahar,
nadando en la duda:
¿Será cierto?, o será estafa de mala muerte.
A veces nos venden gato por liebre;
¡Hay que saberse cuidar de su requiebre!
Mejor me quedo con mi peruano oriundo,
pues con defectos y virtudes
nunca me va a engañar ni en sus sueños.
No es tan guapo, ni tan alto,
pero amor sincero
una siempre halla en su regazo.
Edith Elvira Colqui Rojas