Lucho contra mi álter ego,
me mina, me abate y gana,
para él, es tan solo un juego,
para mí, es combate y llaga.
Me lío en la cruenta batalla,
es por demás encarnecida,
goza la hipocresía y calla,
corroe el odio mi guarida.
Luchando por ser alguien normal,
alguien a quien brindar mi amistad,
disfrutar de la vida sin mal,
compartir mis secretos sin más.
Pero su voz imperiosa me domina,
en el eco falaz de la dualidad,
mi álter ego es un enemigo fatal,
tal vez nació conmigo en la libertad.
Andrés Romo