Veo palomas con el pecho henchido
y cartas que no llegan a ventanas;
pasan las horas, días y semanas
y pocas cumplen con el cometido:
el de llevar las buenas al oído
como en verano las lluvias tempranas,
y no sólo bañarse en las fontanas
olvidando al que espera confundido.
Se empeñan en trabar puertas abiertas
acarreando juicio a su existencia,
cosechando palabras vanas, muertas,
y que en nada alimentan la conciencia.
Ayer fecundas tierras hoy desiertas
en donde no germina la sapiencia .
W.M®