Cariño, hoy preparo la cena:
una mesa bien lucida,
con dos velas encendidas
cuatro ojos de candela
y un ramito de violetas.
Un silencio que se siente
envuelto en música barroca,
unas miradas que brillan
a ambos lados de la mesa
y dos seres que se estiman.
Unos entrantes de poesía,
una suave ensalada de caricias
aliñada con un beso en la frente,
un dulce toque en los labios
y unos dedos entrelazados.
Luego, una pasta de letras
formando palabras de amor
que dulcemente probaremos,
degustando como versos
del soneto que más quiero.
Más tarde, un pescado deseado
con aromas de mar y de cielo,
con perfume de tomillo y romero,
regado con blanco aromatizado
y agua bendita de nuestra fuente.
De postre, tarta adornada con risa,
con miel del panal de la vida,
unas cómplices miradas, una sonrisa
y unos brindis con cava, mientras
el tiempo se para sin ninguna prisa.
Y beberemos deseos en esta noche de amor,
y cenaremos, por fin, con deseo y pasión,
y amaremos, soñando una vida mejor,
y nos diremos te quiero sin ningún temor.
11 de septiembre de 2009
Pau Fleta