Aquí nadie se moja,
ni a favor ni en contra,
se producen destellos
de loca cordura atada,
y mojada va la cabellera
del que cae, deslavazada.
Aquí nada es evidente,
ni estridente ni parcial
ni existen jueces, se trata,
tan sólo, de mecerse
en la orilla del que más reme.
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