Me queda el recuerdo
de una tarde calma.
La lluvia que cae
y las sábanas blancas.
Me queda el deseo
de amarte hasta el alba,
de sentir tu calor
y seguir tus miradas.
Me queda el aroma
de cada mañana,
que invita a la vida
y que llena el alba.
Me queda la noche
donde todo calla
y el viento de siempre,
que mueve las ramas.
Me queda el ayer
de besos y agua,
que mojaba el cielo
y también tu cara.