Que amargura…que pesar,
qué difícil es volver a comenzar.
La nostalgia se apodera de los sueños
y de las ganas que tenía de volar…
para escapar a lo perpetuo.
Que impotencia no poder volver amar,
y no poder sentir en tu pecho tu latir.
Allá quedó nuestra ilusión…
acobardada de seguir.
La pasión se marchito.
La esperanza se ha dejado dominar,
y tu luz renunció a su claridad,
se ha cubierto con un manto de dolor,
una sombra pendenciera…
que trastorna a la razón
y no da tiempo de pensar.
Que hago aquí sometido a tu traición.
Me he dejado acorralar de la aflicción.
Estoy preso de esta historia inesperada,
aferrado a un encuentro improvisado…
en algún lugar de tu alma…
y en algún rincón olvidado de la mía.
Ese adiós que nos juramos algún día…
nos obligó a sernos fiel en el vacío,
nos sentenció a vivir en cautiverio…
encerrados en la torpe necedad de los caprichos,
como esclavos de esta ausencia atosigada,
condenados al silencio irracional que nos separa.
Un susurro agonizante se oirá delirante...
asediando con porfía nuestro iluso sentimiento,
intentado rescatar lo inalcanzable...
esas ganas de aun creer en los milagros…
el milagro de un amor inevitable.