Aún estoy acostado.
Son las 9.15 A.M.
Escucho el tic tac del reloj,
el rodar de los vehículos
que pasan sobre el pavimento,
el canto de los pájaros
que están sobre el techo,
el estridente canto del canario
de mi departamento. Suena
mi celular. Ha de ser un mensaje.
No me levanto para leerlo.
Tocan timbre. ¿quién será,
correspondencia tal vez?
Llama el teléfono directo.
No atiendo. Escucho retumbe
de golpes en mis paredes;
están al lado construyendo
un edificio. Escucho el sonar
del aparato que usan
odontólogos vecinos.
Vuelve a llamar teléfono directo.
Continúo acostado.
Con mis ojos cerrados.
Pienso en las inundaciones
que existen en parte
de mi país. Esos cientos de hogares
que prácticamente perdieron todo.
Los coches que han flotado sobre
las aguas. En esos casi sesenta
muertos que por la intensa lluvia
inundó calles, casas, departamentos,
edificios... frío, hambre, desesperación,
llantos, impotencia, muertos...
Aquí yo, acostado.
Con los ojos cerrados.
Pensando, solo pensando...
sin querer atender celular,
ni el timbre que llamó,
ni el teléfono que sonó...
(Hugo Emilio, ¿ qué te pasa?
junta fuerzas... levántate...
¡arriba ese ánimo!)
Silencio, silencio...
Todos los derechos reservados del autor( Hugo Emilio Ocanto - 05/04/2013)