YA NO VUELAN
Ya no vuelan las golondrinas,
con sus bruscos descensos, sus desvíos
imprevistos, con sus cambios de sentido repentinos,
con el constante va y viene alrededor
que llena el cielo de vuelos
y de nostalgias puntuales.
Ya no vuelan ni están posadas
sobre los cables del telégrafo.
Ahora se mecen sobre una brisa antigua
y muy lejana, sobre un barco,
sobre la mar en calma o bravía.
Para crecer en número vinieron
y ya se han ido sin consideración
con estos tristes ojos secos
pendientes de los cables del teléfono
o de las antenas de la tele.
“Adiós, adiós”, por todas partes
se producen estos adioses susurrados,
puro artificio incontrolado, metafísica solamente.
Gaspar Jover Polo