Hoy no vendrás… Hoy no
Iré. Soy erosión. Soy intangible, como una
Jibia varada… Exánime, lejos de la playa...
O un mañana espectral, invariable.
Arco sin flechas –o piedras– que el
Mes entrante seguirá invariable. Y
Así acabarán, de diciembre también, los
Días. Y pasará el dos mil veintidós y, el dos mil veintitrés.
Oh, mi vida dulce, mi única obra de arte.
Y no vendrás y no iré. Soy arenal sin respiración.
La ansiedad cuece el espíritu... Es cremación y
Espanta, como las contraindicaciones temibles del
Jarabe para la tos. Y toso y toso y todo
Acaba lentamente –muy rápido– alrededor. Y
No he podido ser: o ave, o nube, o sol…
O espora tímida para encontrarte, con mi mejor amor.