El testimonio de un árbol
Autor Maikel Mendoza
Queriendo encontrar un fruto,
a mi tronco se acercó,
y mis ramas sacudió,
no hubo nada en absoluto,
mis hojas de rostro enjuto,
cayeron con gran tristeza,
pues mi raíz siendo gruesa,
otros suelos prefería,
del sol también se escondía ,
y del agua de la presa.
No tuve ninguna escusa,
porque todo lo tenía,
mi follaje relucía,
mas mi función inconclusa,
de estéril árbol me acusa,
inservible a los demás,
si volviese el tiempo atrás,
daría buena cosecha,
ya tendría en esta fecha,
frutos de amor gozo y paz.
Marchito con gran tristeza,
vi el hacha de un leñador,
pero el Señor con su amor,
talló sobre mi corteza,
las letras de su promesa,
perdonó mi rebeldía,
dijo que pronto volvía,
y yo, en agradecimiento,
daré frutos al hambriento,
cumpliendo la misión mía.
Daré sombra al caminante,
y descanso al afligido,
señal al que está perdido,
aun, estando distante,
daré cosecha abundante,
y extenderé mis raíces,
y haré Señor lo que dices,
dando muy buenas semillas,
que hablarán tus maravillas,
y de cómo nos bendices.