A. García de Verriér

La acción sin ganas.

 Como si oscilantes almas se quisieran querer, 
 pero vientos fuertes invisibles los alejaran. 
 Así me encuentro yo con la soberanía de mis ideas infructuosas. 

  Porque todo lo que quiero, y sospecho que sea por no conocerme, se me aleja de forma transparente hasta desaparecer en la baja acción de mis manos. 

    Mi cabeza cabecea las posibilidades, y entre que de disfrutar con la idea queda, rápido tiempo arrastra mi cuerpo hacia lo que ya es tarde. 

Desearía poder cambiarlo, pero asi como un absurdo, como una contradicción, mi deseo se encuentra con mi cuerpo, y aquella fuerza invicible me aleja, me aleja y me aleja.