Te veo a lo lejos desde mi ventana, mirando al horizonte con los ojos cerrados, orando al universo encontrarte en medio de tu propio mundo.
Te oigo lejana, con un dolor en el alma que no sale y no cura, arrastrando su silencio y soledad.
Te siento. inmutable, callada, ausente, con toda tu vulnerabilidad expuesta, con tu libertad amenazada, cuestionada, librando batallas solitarias, exigiendo el control de tu tiempo y tu paz.
Nos encontramos en mundos paralelos lidiando con nuestras pequeñeces humanas y nuestras grandezas del alma.
Seguiré como un fantasma mirandote desde mi ventana, desde donde mi voz no te llega, mi mano no te toca, mis letras no pueden ser leidas, donde tus lagrimas no me mojan, ni mi abrazo te puede dar un consuelo, esperando verte abrir los ojos y veas que los mios siguen mirandote.