Por momentos no supe qué hacer,
creí que llegaba al final del camino;
le eché la culpa al destino
o a lo breve de tu querer.
¿Me preguntaba ¿cómo voy a poder
llamar a este castigo vida?
¿Cómo vivir si me olvidas
y nunca te vuelvo a ver?
¿Qué hacer si estás ausente?
Ausente de mis días y de mis horas,
¿cómo sabré cuando lloras
si me tienes en tu mente?
O si te soy indiferente
porque ya no te provoca
recordar nuestros fracasos,
pues hallaste amor en otros brazos
y dulce miel en otra boca.
La verdad es la que digo aquí
y que Dios perdone lo que digo,
pero prefiero el infierno contigo
antes que el cielo sin ti.